El rol fundamental de la microbiota en la prevención de las infecciones
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2 de agosto de 2024En la práctica diaria de la Consulta de Pediatría y en Urgencias nos encontramos que posiblemente la causa de consulta más frecuente por patología sean las infecciones respiratorias superiores, tanto de origen vírico como bacteriano. Y en este último caso será necesaria la prescripción de tratamiento con antibióticos.
Esto lleva a la pregunta de muchos padres sobre qué se puede hacer para evitar o disminuir dichas enfermedades, ya que implican una importante repercusión, no sólo para el niño que la padece, sino para todo el ámbito familiar.
¿Qué función tiene la microbiota?
La microbiota es el conjunto de microorganismos, fundamentalmente bacterias, que permiten que nuestro organismo esté sano y en perfecto estado.
Nuestro microbioma existe a nivel intestinal, que es el más conocido, tenemos microbiota a nivel genital, bacterias beneficiosas en la piel (“dermobiota”) y, por supuesto, en la cavidad oral.
En concreto la microbiota oral da lugar a un ecosistema en el que conviven una amplia diversidad de microorganismos simbiontes, es decir, que se ayudan entre ellos, otros que son comensales y otros que se comportan como oportunistas patógenos, es decir, producen infecciones y patologías.
El balance entre ellos es fundamental para poder mantener una buena salud a nivel de la cavidad bucal, así como a nivel de nuestro árbol respiratorio superior, que engloba además de la orofaringe con la faringe y las amígdalas, las fosas nasales, los senos paranasales y el oído medio, y ello influye en el adecuado funcionamiento de todo nuestro sistema inmune.
Sabemos que en condiciones normales nuestra microbiota oral tiene las siguientes funciones:
- Segrega sustancias bactericidas que impiden el crecimiento de patógenos, de microrganismos dañinos, que nos pueden provocar enfermedades.
- Crea un ecosistema saludable en nuestro organismo a nivel oral para que no proliferen sustancias perjudiciales para nuestra salud.
- Estimula nuestro sistema inmunológico para que funcione de forma óptima, protegiéndonos.
- Contribuye al metabolismo de los alimentos, para favorecer su correcta asimilación.
- Mantiene en buen estado las superficies mucosas de nuestra cavidad oral.
- Estimula la producción de citoquinas, sustancias que nos ayudan a contener la inflamación sistémica, del organismo.
¿Cómo afecta el uso de antibióticos a la microbiota?
El uso de antibióticos para tratar enfermedades bacterianas puede llegar a afectar al buen funcionamiento del microbioma oral e intestinal, así como puede provocar una disminución en la riqueza y diversidad del mismo, dando lugar a un desequilibrio, a una alteración que es lo que conocemos como disbiosis.
La disbiosis, esos cambios inducidos por los antibióticos, pueden conducir al microbioma a un estado similar al de condiciones de enfermedad. Porque los antibióticos no sólo destruyen a los gérmenes patógenos sino también a ciertas bacterias beneficiosas de nuestro microbiota.
Es decir, tendremos un desequilibrio entre bacterias beneficiosas y bacterias perjudiciales, lo que puede contribuir a que gérmenes patógenos afecten a nuestro sistema inmune.
La disbiosis puede Incluso acelerar la aparición de resistencias bacterianas y que las infecciones con dichos gérmenes sean más complejas y difíciles de tratar a posteriori.
Pero también hay que tener cuidado porque en nuestra sociedad en los últimos tiempos se está realizando de una forma inadecuada en muchos casos o bien de una forma excesiva la antibioterapia, es decir, usar antibióticos para tratar infecciones de origen no bacteriano.
¿Qué podemos hacer?
Numerosos estudios nos indican que la microterapia de prevención utilizando cepas probióticas específicas, como el Streptococcus salivarius K12, puede sernos una herramienta eficaz, segura y clínicamente probada que modula nuestra microbiota oral y la restablece de forma óptima.
Dichos estudios han mostrado una reducción significativa en la frecuencia de infecciones respiratorias de origen vírico, complicaciones de origen bacteriano y la necesidad de usar un tratamiento médico farmacológico para ello. Es decir, actúan dichas cepas probióticas especificas protegiendo nuestros oídos, nariz y garganta.
Y dentro de estas infecciones de las vías respiratorias superiores incluimos amigdalitis estreptocócicas, amigdalitis bacterianas, faringitis víricas, aftas orales, Muguet o Candidiasis oral, otitis media agudas y sinusitis.
¿Y cómo nos protegen las cepas probióticas al administrarlas de forma externa?
Pues lo hacen de manera muy similar a nuestra microbiota oral normal: colonizando las vías respiratorias superiores, protegiéndola y actuando como inhibidoras del crecimiento de gérmenes patógenos, reparando nuestro ecosistema.
Además, dada la importancia que supone tener una microbiota adecuada, es muy recomendable, al igual que se aconseja la administración de probióticos específicos intestinales de forma concomitante con el uso de antibióticos cuando tengamos que tratar infecciones bacterianas, indicar el uso de probióticos también específicos para la cavidad oral, cuando tratemos con antibióticos infecciones bacterianas de las vías respiratorias superiores.
Porque por una parte reducirá de forma significativa los síntomas asociados a la posible disbiosis que se cree al administrar antibióticos y por otra parte ayudaran a restaurar la microbiota oral e intestinal tras la toma de los mismos.
Es decir, nos ayuda a volver a recuperar el equilibrio necesario para que nuestro sistema inmunológico esté en perfectas condiciones.
Como conclusión, es importante realizar el uso combinado de probióticos cuando se administren antibióticos para tratar procesos infecciosos, para mantener el equilibrio de nuestra microbiota, siempre realizando una separación de al menos 2 horas tras la toma de los mismos. Y en el caso de los probióticos orales, además, tras el cepillado dental, antes de dormir.