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Seguir una rutina es bueno porque hace sentir a los niños seguros y tranquilos en su entorno y les proporciona el equilibrio emocional necesario para desarrollarse mental y físicamente.
Dentro de estas rutinas, vuelven otras no deseadas por los padres, como los catarros e infecciones respiratorias que no tardan en regresar a nuestra vida en cuanto los niños vuelven de vacaciones.
Hoy voy a hablaros sobre cómo tratar de poner fin a esa “rutina” de las infecciones respiratorias.
Las infecciones respiratorias son el motivo principal de consulta de Atención Primaria. Generalmente son agudas, autolimitadas y su causa más frecuente son los virus.
Aunque al resfriado lo encontramos en la consulta durante todo el año, es más frecuente en otoño y en invierno. Esto se debe a que los virus aumentan su supervivencia en ambientes fríos. Además, al haber mayor concentración de personas en los lugares cerrados, aumenta la posibilidad de contagio.
Los agentes infecciosos capaces de producir resfriado son muy abundantes. El más frecuente es el rinovirus, que tiene 101 serotipos conocidos. De ahí la dificultad para crear una inmunidad definitiva para todos ellos.
Los niños pequeños presentan una media de seis a ocho resfriados al año, pero hay niños que se resfrían con una mayor frecuencia y no se conoce con exactitud el por qué. La inmadurez inmunológica parece ser una de las causas pero el que exista hasta un 20% de niños que no producen anticuerpos neutralizantes para determinados serotipos, también explicaría porqué se resfrían unos más que otros.
Una infección viral, no complicada, de las vías respiratorias superiores (rinorrea – es decir, moqueo-, congestión nasal, estornudos, tos…) comienza a mejorar a los cinco días de evolución, y aunque los síntomas no se hayan resuelto completamente, se observará una franca mejoría en su evolución. Una persistencia o empeoramiento de los síntomas nasales y respiratorios más allá de lo esperable en una infección de vías altas, nos indicará que estamos ante una infección bacteriana.
“Al final siempre se le complican los catarros” o “siempre acaba en otitis” – me suelen decir los padres en la consulta.
Uno de cada diez niños con resfriado acabará teniendo sinusitis. La mayor incidencia de sinusitis se produce entre niños que acuden a la guardería y entre los 2 y 6 años de edad.
Otra de las enfermedades infecciosas más frecuentes en la infancia que se puede dar tras un resfriado es la otitis media aguda, sufrida por dos de cada tres niños en su primer año de vida. Este el diagnóstico más frecuente en la consulta del pediatra después del resfriado común y los controles de salud del niño.
A estas infecciones comunes en la infancia tenemos que sumar la faringoamigdalitis. En niños menores de 3 años la causa más frecuente de faringoamigdalitis es vírica, pero entre los 3 y 13 años, se asocia mayormente a causa bacteriana, principalmente al estreptococo betahemolítico del grupo A.
Las infecciones virales del tracto respiratorio superior y la rinitis alérgica son ambos factores de riesgo para desarrollar una infección bacteriana secundaria y los niños que sufren resfriados de repetición y sintomatología catarral crónica suelen terminar sufriendo también infecciones bacterianas y, por tanto, necesitarán tomar tratamiento antibiótico.
A la hora de tratar este tipo de patologías, ha de destacarse que la rinitis purulenta que con frecuencia acompaña al resfriado común no es una indicación por sí misma para instaurar tratamiento antibiótico, que favorece un aumento de las resistencias bacterianas y de los efectos adversos.Según la clínica y la exploración física que presente el niño, el pediatra pautará o no, un tratamiento antibiótico.
Pero… ¿qué pasa con esos niños que enlazan una infección con otra, un tratamiento antibiótico con otro?
Mi consejo es que siempre consultéis a vuestro pediatra para que conozca todos estos episodios recurrentes y valore si es necesario vigilar más de cerca el sistema inmune del niño.
Si el sistema inmunitario del niño es normal, ¿qué podemos hacer entonces para tratar de acabar con las infecciones de repetición?
Para responder a esa pregunta es importante conocer el papel de los probióticos con efecto inmunomodulador en el ámbito de la prevención de infecciones respiratorias de vías altas en niños. Streptococcus salivarius K12 es el mayor productor natural de bacteriocinas o «antibióticos naturales» de amplio espectro de actuación contra patógenos. Estas bacteriocinas son sumamente eficaces a la hora de neutralizar la proliferación de bacterias que son el origen de faringitis, amigdalitis y otitis media aguda. Además, estimula la respuesta inmune en la cavidad oral, ya que ayuda a liberar las células que se encargan de las defensas del sistema inmunitario.
Incluir en la rutina diaria el buen mantenimiento de las defensas naturales del oído y la garganta mediante un probiótico con efecto inmunomodulador, parece ser un primer paso para evitar recaídas en las infecciones respiratorias de vías altas.
Antes de iniciar cualquier tratamiento, mi consejo es que consultéis con vuestro pediatra de referencia.