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Por ello la Asociación Científica Internacional de Probióticos y Prebióticos (ISAPP) ha ido elaborando distintas declaraciones de consenso, elaboradas por comités de expertos, con la finalidad de definir y aclarar los distintos conceptos que se engloban en esta familia de “bióticos”.
¿Qué es un probiótico?
La FAO/OMS definió el término PROBIÓTICO en el 2001 como “microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud del hospedador”.
Esta definición incluye una serie de aclaraciones para que un producto se considere probiótico:
- Debe contener microorganismos vivos, pero no cualquier microorganismo sino cepas específicas que hayan demostrado un beneficio concreto para el consumidor. Esto implica que la denominación del microorganismo que encontremos en el producto debe indicar el género, la especie y la cepa y que debe tener estudios científicos que avalen beneficios como reducir el riesgo de padecer una enfermedad o recaídas de la misma, favorecer una recuperación más rápida de una patología o mejorar la calidad de vida de una persona.
- Debe administrarse en las cantidades adecuadas para conseguir el efecto buscado. A este respecto no hay una norma internacional que indique cual es la cantidad adecuada y va a depender mucho de los estudios que avalen los beneficios de la cepa, pero en muchos países no se permite la comercialización de probióticos cuya dosis diaria sea inferior a 10⁹ UFC considerándose que dosis inferiores son insuficientes.
- Deben contener cepas que se haya estudiado “in vitro” sus características como su capacidad de adherirse a las mucosas y colonizarlas o su capacidad para resistir el proceso digestivo y llegar a la zona que deben colonizar.
- Deben ser cepas que se hayan catalogados como seguras con estudios “in vitro” e “in vivo”. Estos estudios deben demostrar que no producen infecciones (incluso en pacientes inmunocomprometidos), ni resistencia a los antibióticos, ni producen sustancias que resulten perjudiciales al hospedador…Para la comercialización en Europa la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) exige que las cepas se incluyan en las listas QPS (Qualified Presumption of Safety).
La declaración de consenso ISAPP llegó en 2014 y vino a aclarar este término para evitar que se llamara probióticos a cosas que no lo eran como alimentos fermentados que contenían microorganismos vivos pero que no habían demostrado beneficios para la salud o nuevas terapias como el trasplante de materia fecal.
Un ejemplo de probiótico podrían ser Probactis Strep® y Strep® Kids que contienen:
- La cepa probiótica Streptococcus salivarius K12®: Streptococcus como género, salivarius como especie y K12 como cepa.
- En cantidad suficiente 1×10⁹ UFC de dosis diaria.
- Catalogada como cepa segura en la lista QPS de la EFSA.
- Que ha demostrado beneficios para la microbiota oral, primera línea de defensa frente a infecciones de oído, nariz y garganta.
- Además, contiene vitamina D, imprescindible para la salud intestinal y el buen funcionamiento del sistema inmune.
¿Qué es un prebiótico?
La definición de PREBIÓTICO clásica lo definía como “un ingrediente alimentario no digerible que afecta beneficiosamente al hospedador al estimular selectivamente el crecimiento y/o actividad de uno o un limitado número de especies bacterianas en el colon, y que por lo tanto mejora la salud” (Gibson y Roberfroid, 1995)
Bajo esta definición sólo consideraríamos como prebióticos algunas fibras alimentarias como fructooligosacáridos (FOS), inulina, galactooligosacáridos (GOS), xilooligosacáridos (XOS), almidón resistente… que tomados a través de la dieta van a resistir el proceso digestivo llegando al colon donde son fermentados por microorganismos allí presentes sirviéndoles de alimento y favoreciendo su crecimiento y mejorando nuestra salud.
En la actualidad sabemos que esta definición se queda muy corta ya que hay otras sustancias además de la fibra dietética que sirve de alimento para nuestros microorganismos y que los beneficios que aportan no sólo se ciñen a la microbiota del colon sino que se extiende a microorganismos que habitan otras zonas corporales como piel, cavidad oral, tracto urogenital o respiratorio…
Así la ISAPP los redefinió en 2017 como “sustratos que son utilizado selectivamente por los microorganismos del huésped que confiere un beneficio para la salud”
Bajo esta definición ya se pueden incluir otros sustratos como los polifenoles o los omega-3 que son utilizados por los microorganismos favoreciendo el equilibrio del ecosistema microbiano y proporcionando beneficios para la salud del huésped.
Estos beneficios son diversos y dependen del tipo de prebiótico en cuestión abarcando beneficios a nivel metabólico, gastrointestinal, óseo, mental…
Con esta definición se amplían los nichos o ubicaciones donde los prebióticos pueden resultar de utilidad no ciñéndose al colon.
Los sustratos prebióticos los encontramos en los alimentos y también en suplementos alimenticios solos o acompañados de otros ingredientes.
¿Y los SIMBIÓTICOS? La ISAPP la definió en 2020 como “una mezcla que comprende microorganismos vivos y sustrato(s) utilizados selectivamente por los microorganismos del huésped que confieren un beneficio para la salud del huésped”
Es decir, los productos que calificamos como simbióticos van a aportarnos una mezcla de probióticos y prebióticos que, conjuntamente, van a aportar beneficios probados para la salud del consumidor.
Un claro ejemplo de producto simbiótico sería Probactis Entero® Kids que contiene:
- Bifidobacterium animalis spp. Lactis LAFTI B94® como cepa probiótica en dosis diaria suficiente de 5×10⁹ UFC.
- Inulina como prebiótico, que favorece el crecimiento de las bacterias beneficiosas de la microbiota intestinal.
- Biotina o vitamina B₇ para ayudar al mantenimiento de la salud intestinal.
Y ahora, ¿serías capaz de distinguirlos?
BIBLIOGRAFÍA
- NUTRICIÓN, Y. «Probióticos en los alimentos.“
- Hill, Colin, et al. «Expert consensus document: The International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics consensus statement on the scope and appropriate use of the term probiotic.» Nature reviews Gastroenterology & hepatology (2014).
- Gibson, Glenn R., et al. «Expert consensus document: The International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics (ISAPP) consensus statement on the definition and scope of prebiotics.» Nature reviews Gastroenterology & hepatology 14.8 (2017): 491-502.
- Swanson, Kelly S., et al. «The International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics (ISAPP) consensus statement on the definition and scope of synbiotics.» Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology 17.11 (2020): 687-701.
- Di Pierro, Francesco et al. “Use of Streptococcus salivarius K12 in the prevention of streptococcal and viral pharyngotonsillitis in children.” Drug, healthcare and patient safety vol. 6 15-20. 13 Feb. 2014, doi:10.2147/DHPS.S59665
- Stašková, Andrea et al. “Antimicrobial and Antibiofilm Activity of the Probiotic Strain Streptococcus salivarius K12 against Oral Potential Pathogens.” Antibiotics (Basel, Switzerland) vol. 10,7 793. 29 Jun. 2021, doi:10.3390/antibiotics10070793
- İşlek, Ali et al. “The role of Bifidobacterium lactis B94 plus inulin in the treatment of acute infectious diarrhea in children.” The Turkish journal of gastroenterology : the official journal of Turkish Society of Gastroenterology vol. 25,6 (2014): 628-33. doi:10.5152/tjg.2014.14022